10 mayo, 2010

ROMANCE DEL CIEGO

Aunque tiene 24 años parece que se escribió hace un rato.

Con diez millones de votos de resentidos o ingenuos, ganaron las elecciones y entraron en el gobierno unos pillos socialistas que se llamaban obreros sin tener un solo callo en la yema de los dedos.

Gran revuelo entre las gentes causó el acontecimiento, hubo bailes y charangas entre la gente del pueblo. Y levantaban el puño en forma de macetero con un capullo de rosa preso en un guante de cuero.

Al pie del puño florido hicieron su juramento. Con la rosa por testigo los ministros prometieron dar trabajo, hacer justicia, predicar con el ejemplo y levantar las alfombras del Palacio del Gobierno para barrer todos los polvos de anteriores trapicheos, con cien años de "honradez" convertidos en plumero. Para que al fin esta tierra fuese un país europeo: demócrata, libre, culto, pero, sobre todo, serio.

Pasaron algunos meses y al llegar el año y medio las rosas ya estaban secas entre los puños de hierro y sus promesas volaron cual hojas que lleva el viento. (Promesas electorales no se cumplen, según Tierno.)

Todo se lleno de picaros, trepadores y mastuerzos, políticos sin gramática, donjuanes de medio pelo, tragaldabas, tragaperras, traga-cargos, traga-sueldos, y en menos que canta un gallo nos dejaron medio en cueros.

Las calles y plazas públicas, los mercados y paseos se llenaron de chorizos, robaperas, descuideros, tramposos, trapisondistas, mangantes y presos sueltos.

La Corte de los milagros salió del túnel del tiempo y volvieron los mendigos, los parados , los hambrientos, por miles las prostitutas con sus chulos al acecho, invertidos, maricones, zorras de pelaje nuevo y ambulantes de la droga de esos que llaman "camellos".

En calzón van pensionistas, en perneras los obreros, empresarios en pelota, contribuyentes en cueros.

Los ladrones a la calle, los tontos al Ministerio los ministros en Mercedes, los electores al huerto. Indultos a terroristas y guardias al cementerio, pues mientras el pueblo llora el Gobierno entierra muertos.

De mirar tanta desdicha un día me quede ciego y para ver tanto engaño de verdad que lo prefiero.

Barcelona , 23 de marzo de 1986