La libertad de todos los españoles está terriblemente amenazada. Ayer fue uno de los días más tristes de mi vida. Desde hace más de dos años lo único que veo cuando miro al futuro es un gran abismo; oscuro, profundo... una España rota, veo a mis vecinos señalándome con el dedo.
Pude ver al que se hace llamar Presidente de todos los españoles -¡y un huevo!- bajarse los pantalones ante toda España, en directo, y sin que le temblara la voz.
Si antes el terrorismo era una acción ilegal y reprobable, a partir de ahora solo será otra manera de conseguir las cosas, y además con el beneplácito del Estado.
ZP es el terrorista más grande que existe actualmente en España, nos lleva irremediablemente hacia la destrucción, no podremos convivir los unos con los otros.
Recuerdo con anhelo los días en que a pesar de que cada uno tenía sus propias ideas sobre el Estado, la Iglesia, la familia, en fin sobre cualquier tema, podías hablar, incluso discutir, pero al final de la discusión te ibas a tomar unas cañas con tu interlocutor aunque no estuvieras de acuerdo con él. No pasaba nada. Eso a día de hoy es casi impensable.
Nos hemos instalado en la era del terror, terror consentido y aplaudido por nuestros gobernantes.
¿Quién ha dicho que España no se rompe? España ya esta rota en mil pedazos y cada día más.
Desgraciadamente solo podemos ser auténticos españoles unidos cuando vamos al fútbol, al tenis, o cuando vemos las carreras de Fórmula 1. Lo hemos podido apreciar estos días. Fuera del ámbito deportivo despreciamos a nuestro país y a nuestra bandera pero no porque no nos guste ser españoles, ¡no señor! Es solamente por el que dirán, no queda bien parecer español. Hay que ser moderno y aceptar que España se divida porque según ellos no es malo. Eso es el futuro y es lo que nos conviene. ¿A quién conviene? A mí desde luego no.
Hemos empezado con el estatuto catalán, y después de las conversaciones con ETA, llegará la exigencia de la autodeterminación del País Vasco y la anexión de Navarra y... y suma y sigue, y así poco a poco hasta que seamos un asqueroso pastel tan troceado que nadie se acercará a él.
No sé como vamos a salir de este embolado.
Sr. Rajoy le queremos mucho, y como decía esta mañana en la COPE le hemos de apoyar pero empiece a espabilar, aprenda de ZP, sus discursos han de ser para todo el mundo. A veces tengo la sensación de que habla para unos cuantos intelectuales y poco más. Debería utilizar un lenguaje más de la gente de a pie, que a fin de cuentas somos los que le vamos a dar o quitar los votos. La mayoría de las cosas que dice no transmiten nada al común de los mortales y así no vamos a llegar muy lejos.
Necesitamos ilusionarnos de nuevo, de lo contrario nos esperan muchos años a la sombra del maligno.
