18 febrero, 2006

El futuro de Esquerra


Laporta debería abandonar definitivamente la presidencia del F.C.Barcelona y empezar a hacer campaña para las próximas elecciones (que parece están cercanas) Si sigue haciendo méritos hasta puede que desbanque a Carod. Me alegra que alguien como Sopena se cuestione el acto de hoy en Barcelona.
El futuro de Esquerra

El presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta, ha vuelto a poner el club al servicio de su ideología. ¿Cómo es posible que el Barça haya modificado el horario de un partido de Liga por el hecho de que, en paralelo, se celebre una manifestación, que gira políticamente en torno a ERC? Si se tratara de una manifestación transversal, unitaria, que representara al conjunto de la ciudadanía catalana, la decisión adoptada por Laporta se hubiera hecho acreedora a una cerrada ovación. Pero no es así. La movilización aludida es legítima, respetable y, por descontado, democrática. Está promovida por numerosas entidades y agrupaciones. No obstante, responde a la lógica de un sector muy concreto de la sociedad, por otra parte minoritario, y va a ser capitalizada –en términos políticos- por ERC. ¿Por qué el Barça ha de plegarse a los intereses de ERC? ¿Cómo se justifica tamaña alcaldada, si no en clave de las aspiraciones políticas de Laporta en el territorio del nacionalismo independentista? Carod-Rovira defiende ahora el Estatut aprobado en Barcelona. En realidad, la manifestación reivindica que el redactado inicial no sufra variaciones. Resulta curioso que la dirección de ERC haya perdido tan pronto la memoria. Sus dirigentes más relevantes se cansaron de repetir, por activa y por pasiva, la conveniencia de aceptar cambios en aras del pragmatismo. Lo estuvieron haciendo así hasta la cumbre entre Zapatero y Mas. A partir de ese momento los celos –aunque no sólo los celos- pudieron más que la cordura. Y en ésas estamos. ERC ha gozado durante más de dos años de un rol envidiable en el Gobierno catalán y de enorme influencia en el Gobierno español. Tiene delante suyo únicamente dos caminos transitables. Pero cada uno de ellos conduce a un destino distinto. El primero es el del radicalismo, que se consagraría en el caso de que Esquerra votara no al Estatut o se abstuviera. Significaría de hecho elecciones anticipadas en Cataluña y adiós al tripartito. El segundo camino, el del pragmatismo, por el que abogaba el otro día Puigcercós en uno de sus artículo publicados en Diari de Girona y del que nos hicimos eco en elplural.com. Ello comportaría muy probablemente una reedición del tripartito y en España no pocas opciones aún para ERC. De Esquerra, pues, depende en buena parte su futuro.
ENRIC SOPENA 17/02/2006 (El Plural)

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